Tras 50 años de operación llegó al término de su vida útil; está dentro de la mancha urbana y colinda con el río San Antonio.
Desde hace años se clausuró zona de bovinos, ahora introductores deberán buscar opciones para la matanza de animales.
Desde la
pasada administración municipal, por condiciones similares de operación fue
clausurada la zona de matanza de ganado bovino, en la porcina se ha hecho un
gran esfuerzo entre introductores y autoridades municipales para mantenerlo
operando en parámetros óptimos, sin embargo, no es suficiente para sostenerlo
en funcionamiento, lo responsable es asumir una determinación de esta naturaleza,
afrontarla, comunicarla de manera personal, clara, sin intermediario, sin bolas
donde todos gritan y nadie se entiende”, coincidieron en señalar Rodolfo de
Gasperín Gasperín, secretario del Ayuntamiento y Rodolfo Cordera Perdomo,
regidor de la comisión de rastro.
Tras las
expresiones en contra del cierre del rastro por un grupo de tablajeros este
miércoles, Rodolfo De Gasperín y Rodolfo Cordera señalaron que el Ayuntamiento
ha actuado en observancia de la normatividad, de hecho, el rastro de Córdoba
debió cerrarse en su totalidad desde hace varios años por ser un foco de
contaminación y malestar para los vecinos.
Hace 50
años, dijo De Gasperín Gasperín se construyó en lo que era la periferia de la
ciudad, ahora es urbano y han cambiado las normatividades federales; se estima
que la vida útil del rastro ha llegado a su término, en ese sentido, pues
invitar a las personas que han usufructuado las instalaciones por muchos años,
con todo respeto, busquen alternativas para seguir su negocio.
“Cada
quien tiene el derecho de resolver por sí mismo lo que compete a su negocio, al
final de cuentas tenemos muy presente que un introductor de ganado tiene como
negocio comprar o producirlo, sacrificar y venderlo a los tablajeros, estamos
hablando de personas que hacen un negocio legítimo, válido, respetable, hacen
negocio con instalaciones de propiedad pública”, dijo.
Por su
parte, el regidor Rodolfo Cordera sostuvo que al rastro acuden hasta 7
introductores que tienen una matanza regular de 40 a 60 cerdos por semana,
otros 10 sacrifican hasta 4 en el mismo periodo, producto que no sólo se
canaliza al mercado cordobés sino de toda la región.
Citó que
los empleados municipales asignados al rastro serán reubicados a otras áreas,
siendo 10 administrativos, en tanto que otros 8 trabajadores están bajo
contrato directo de los introductores, es decir, es personal ajeno a la
administración municipal.
Estableció que se ha dialogado con la mayoría de ellos, sólo unos 3 han expresado su inconformidad por el cierre del rastro, en tanto que el resto se pronunció por buscar de aquí a fin de mes, una opción para continuar con el sacrificio de animales.
Estableció que se ha dialogado con la mayoría de ellos, sólo unos 3 han expresado su inconformidad por el cierre del rastro, en tanto que el resto se pronunció por buscar de aquí a fin de mes, una opción para continuar con el sacrificio de animales.
Por su
parte Edgar Sánchez Sánchez, director de Servicios Municipales del Ayuntamiento,
al atender a los tablajeros inconformes con el cierre del rastro, refirió que
el hacer cumplir la Ley no es popular, sin embargo, en Córdoba el rastro se
debe cerrar porque no cumple con la normatividad federal vigente para la
operación de este tipo de instalaciones, como lo es encontrarse fuera de la
mancha urbana y no colindar con algún cuerpo de agua, así como el tratar sus
residuos, lo cual se incumple.
El
próximo lunes se tendrá una reunión más con los tablajeros para analizar las
causas del cierre del rastro, que para febrero próximo ya no deberá operar.
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