EL TRANSDUCTOR
Por: Edgar Consuegra Carrillo
Miles
de ciudadanos han manifestado constantemente estar hartos de la existencia de
los partidos políticos en nuestro país y buscado el mecanismo idóneo para
acabar con la partidocracia, esa que ha dado origen y ha sido promotora de la
arraigada corrupción que impera en las altas esferas de los gobiernos y que
evita que este país avance a la velocidad añorada por los mexicanos.
El
hartazgo de los ciudadanos hacia el priismo ha generado tanto descontento que
ven en otros partidos políticos la única posibilidad de acabar con ese cáncer
que tanto daño le ha hecho a México y a Veracruz, donde la situación cada vez
es más insostenible, pero donde desafortunadamente el electorado no ha logrado
entender que es a través de las candidaturas emanadas de la sociedad, esas que
no traen compromisos de cotos de poder, de cacicazgos partidistas, de contubernios,
acuerdos, alianzas y de negocios, las que evitarán que se siga alentando la
llegada al poder de personajes que lejos de servir a la sociedad buscan
servirse y hacer negocios que les generen prosperidad económica a expensas del
rezago y pobreza en la que dejan a su entidad.
Los
caudillos partidistas aprovechan ese momento de repudio generalizado hacia la
clase gobernante utilizando estrategias para venderse como los salvadores, los
que habrán de cambiar la terrible situación que se vive en el país y
particularmente en Veracruz, como si cambiar de color y no de prácticas fuera
la llave para erradicar la arraigada corrupción que ha sumido en la pobreza, la
inseguridad, intranquilidad e infelicidad al pueblo jarocho, tan característico
y mundialmente conocido por su desbordante alegría que se ha venido
extinguiendo desde hace algunos años.
Todos
los partidos opositores al PRI han vendido la idea de ser la vacuna que
necesita Veracruz para detonar el desarrollo, para combatir la corrupción y
devolver la esperanza a los veracruzanos.
Sin
embargo, cómo puede uno creer tal engaño cuando el PAN postula a un ex
secretario de gobierno de una administración priista y expresidente estatal del
PRI, de quien se asegura es peor que Fidel Herrera Beltrán, pero durante su
metamorfosis partidista su espíritu y corazón fue invadido de bondad, haciendo
que se erradique todo lo malo que en él pudiera existir, por lo cual dejaría de
obtener recursos de dudosa procedencia, porque esos… esos llegaron a él durante
el tiempo que fue priista.
Por
su parte, el caso de MORENA es verdaderamente digno de mencionar, analizar y juzgar, como uno de los mayores engaños a los que se ha expuesto al
electorado; que si bien hoy en Veracruz ven a ese partido como una opción, es
gracias al descrédito de los partidos tradicionales. Y es que nadie puede
entender que el dueño de ese partido tenga más de una década sin oficio ni
beneficio y logre andar de gira por todo el país promoviendo candidatos después de 3 campañas a la presidencia de México perdidas y todo lo que ello
representa en millonarios gastos, y que aún así logre crear un nuevo partido
político después de haber sido corrido del PRD y con su mano mesiánica toque al
nuevo "juanito veracruzano" que habrá de rescatar al estado, aún sin
tener las más mínima idea de lo que haría si los desesperados jarochos le dan
el triunfo.
Del
PVEM, PT, PES, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano, PRD, AVE y Partido
Cardenista, no vale la pena hablar, porque esos partidos sólo están ahí para
formar parte de la alineación del juego de la democracia, jueguito o simulación
que le costó a México este año casi $4,000,000,000 de pesos (cuatro mil
millones de pesos), dinero que regalan a los partidos y que sólo sirve para
mantener a muchos vividores con quienes el gobierno hace acuerdos para fomentar
la corrupción y aprobar leyes, acciones y estrategias que han sumido en la
miseria a los mexicanos, pero que ha generado miles de nuevos ricos de la clase
política.
Y
es ahí como se puede explicar que vividores como López Obrador dueño de MORENA,
Dante Delgado dueño de Movimiento Ciudadano, Elba Esther Gordillo dueña de Nueva
Alianza, Alfredo Tres Jiménez dueño del AVE y Antonio Luna Andrade dueño del
Partido Cardenista, subsistan todos ellos años sin trabajar, sin generar algo
en beneficio de los ciudadanos y sean parte de esos acuerdos, alianzas,
cochupos, tranzas, contubernios o como se les quiera llamar, que tanto daño han
hecho a México.
Sólo
basta con entender que dejando de votar por los partidos políticos la
federación se verá en la obligación de ir reduciendo en cada presupuesto de
egresos, los recursos que por prerrogativas se les entrega del dinero de todos
los mexicanos; es decir, si votamos por candidatos sin partido poco a poco el
dinero que se les entrega será menor, obligando a los partidos a desaparecer en
muchos casos u obligar a su militancia a que sean ellos los que con sus cuotas
mantengan a todos los holgazanes de la política.
De
ser así, esos $4,000,000,000 de pesos (cuatro mil millones de pesos) que hoy le
regalan a los partidos políticos, servirían para construir más de 50 mil
viviendas como las que entrega la Fonhapo; se pavimentarían 2,000 kilómetros de
carreteras; o se construirían 5 hospitales generales regionales de 250 camas,
con equipamiento de instalaciones, suministro, montaje, pruebas y puesta en
operación de cada uno de ellos; o 16 mil aulas completamente equipadas.
Así
las cosas, es imperativo que la ciudadanía acuda a votar, pero evite seguir
dando votos a los partidos políticos con el propósito generar un cambio en la política
y deje de ser sólo de partidos, donde cualquier ciudadano pueda tener la oportunidad
de poner todo su talento y conocimientos al servicio de la colectividad, pues
sólo así las cosas se podrán cambiar. Es
hora de dejar de quejarnos de la corrupción que impera en los partidos y
comenzar a crear una nueva historia, porque recuerden que “no tiene la culpa el
indio sino el que lo hace compadre”.
*El transductor es una herramienta
utilizada para recoger el eco de las ondas sonoras y mediante una computadora convierte este eco en una imagen que aparece en la
pantalla.
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